Durante un proyecto de construcción de carreteras en Escocia en 1987, los trabajadores descubrieron inesperadamente el entierro de una mujer de la Edad del Bronce. Se encontró que la cista, un tipo de tumba de piedra similar a un ataúd, contenía sus restos óseos, así como un vaso de precipitados de cerámica de cuello corto, un fragmento de hueso de vaca y pequeños fragmentos de pedernal.
El entierro del vaso de Achavanich en el norte de Escocia se hizo conocido entre los arqueólogos y el público por igual. Poco se sabía sobre la mujer, a quien los investigadores llamaron "Ava", aparte del análisis antropológico. Tenía entre 18 y 25 años en el momento de su muerte, y las medidas de su tibia sugirieron que era alta, aproximadamente 5 pies y 7 pulgadas (1.71 metros), según un estudio que se publicó en línea el 22 de junio.
Según su ajuar funerario, es posible que Ava fuera parte de la cultura de la "campana de precipitados" de la Edad del Bronce, que era común en Europa durante este período y conocida por sus vasijas de cerámica distintivamente redondas para beber.
Ahora, una nueva imagen ofrece un vistazo de cómo podría haber sido esta misteriosa mujer.
Los investigadores utilizaron tomografías computarizadas existentes del cráneo de 3,800 años de antigüedad para crear una aproximación facial en 3D de Ava. Desafortunadamente, al cráneo le faltaba la mandíbula o la mandíbula inferior, por lo que el equipo se basó en tomografías computarizadas de individuos donantes vivos para completar la imagen final, como afirma el estudio.
“Gracias a datos anatómicos, estadísticos y lógicos, fue posible reconstruir” su rostro incluso sin la mandíbula, declaró en una entrevista el autor del estudio Cícero Moraes, un experto gráfico brasileño. Explicó además que se utilizó una combinación de marcadores de grosor de tejido blando, utilizados para indicar los límites de la piel, para trazar el perfil de la cara.
A partir de ahí, el equipo realizó una "deformación anatómica" del donante virtual "que se ajusta hasta que el cráneo del donante se convierte en el cráneo de Ava", dijo Moraes, "haciendo que la piel siga la deformación, lo que da como resultado una cara compatible con la individuo aproximado.”
En 2016, una análisis de la semejanza de Ava la reveló con una tez clara, cabello rubio y ojos azules. Sin embargo, un aproximación facial diferente de Ava en 2018 usó su ADN para determinar que probablemente tenía ojos marrones y cabello negro, y que "su piel (era) un poco más oscura que la escocesa de hoy", escribieron los investigadores en el nuevo estudio.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que su estatura y características faciales podrían haberla hecho bastante llamativa durante la época.
