Mesopotamia, a menudo denominada la cuna de la civilización, fue el hogar de una de las culturas antiguas más avanzadas del mundo: los sumerios. Los sumerios habitaban la tierra entre los ríos Tigris y Éufrates, en lo que hoy es Irak. Esta región, conocida como Mesopotamia, proporcionó tierras fértiles para la agricultura y permitió que los sumerios prosperaran.

Alrededor del 4500 a. C., los sumerios desarrollaron complejas ciudades-estado. Cada ciudad-estado tenía su propio gobierno, gobernado por un sacerdocio como líderes religiosos y su propia deidad patrona.
El centro de cada ciudad-estado estaba dominado por un enorme zigurat, una estructura piramidal escalonada dedicada a su respectiva deidad. Estas impresionantes estructuras sirvieron como centros religiosos, centros administrativos y símbolos de poder.
Los sumerios eran hábiles comerciantes y mercaderes. Establecieron mercados bulliciosos donde se intercambiaban productos de todas partes. Esta red comercial trajo prosperidad y riqueza a estas antiguas ciudades.
Pero lo que realmente distingue a los sumerios es su invención de la escritura. Crearon uno de los primeros sistemas de escritura del mundo llamado cuneiforme. Utilizando un lápiz, grababan caracteres en forma de cuña en tablillas de arcilla, que registraban de todo, desde transacciones económicas hasta textos religiosos.
Los sumerios también fueron pioneros en diversos campos y realizaron importantes contribuciones a la civilización humana. Desarrollaron técnicas avanzadas en agricultura, aprovechando el poder de los sistemas de riego para regar sus cultivos y aumentar los rendimientos.
Los sumerios tenían un profundo conocimiento de la astronomía y desarrollaron calendarios sofisticados para seguir los eventos celestes. Dividieron el año en meses lunares, demostrando aún más sus conocimientos astronómicos.
El arte y la artesanía sumerios florecieron durante este período. Crearon impresionantes esculturas, joyas y cerámica, todas ricamente adornadas con diseños intrincados y vívidas representaciones de su vida diaria.
Sin embargo, no todo era pacífico en la antigua Sumeria. Las ciudades-estado a menudo participaban en conflictos y guerras entre sí. Los sumerios construyeron fuertes muros y estructuras defensivas para proteger sus ciudades de los invasores.
A pesar de sus notables avances, la civilización sumeria finalmente cayó. Una serie de invasiones de varios pueblos vecinos, como los acadios y los babilonios, provocaron la desaparición de las otrora grandes ciudades-estado sumerias.
Pero también hay otras causas que provocaron esta caída histórica. Los conflictos internos y las luchas de poder entre varias ciudades-estado debilitaron aún más su unidad.
Además, un sistema agrícola en deterioro y técnicas de riego inadecuadas provocaron escasez de alimentos y hambrunas. La degradación ambiental y los cambios en las rutas comerciales también afectaron negativamente a las ciudades-estado sumerias. Estas múltiples presiones finalmente condujeron al colapso de la civilización sumeria, allanando el camino para que surgieran nuevos imperios y tomaran el control de la región.
Hoy en día, todo lo que queda de esta fascinante civilización son las ruinas de sus otrora poderosas ciudades. Pero su legado sigue vivo. Los sumerios sentaron las bases de numerosos desarrollos culturales, tecnológicos y sociales que darían forma al curso de la historia humana.
Mesopotamia, cuna de los sumerios, dejó una huella imborrable en el mundo. Sus logros continúan inspirando y asombrando, recordándonos las increíbles capacidades de la mente humana.
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