En las áridas llanuras del sureste de Irán, enclavada a lo largo de las orillas del río Halil, se encuentra la antigua ciudad de Jiroft. Jiroft, que alguna vez fue una bulliciosa metrópolis, fue el centro de una civilización sofisticada que floreció entre 2500 y 1700 a.C.
La gente de Jiroft eran hábiles artesanos y producían exquisitas obras de arte en oro, plata, cobre y piedra. Su artesanía es evidente en los intrincados diseños y delicados detalles de sus joyas, esculturas y vasijas.
La civilización Jiroft también fue un importante centro comercial. La evidencia sugiere que comerciaban con Mesopotamia, la civilización del valle del Indo y Asia Central. Esta red comercial les permitió adquirir una amplia gama de bienes, incluidos artículos de lujo como el lapislázuli y la cornalina.
La civilización Jiroft decayó misteriosamente alrededor del 1700 a.C. Se desconocen las razones de su disminución, pero algunos creen que pudo deberse al cambio climático o al conflicto con grupos vecinos.
A pesar de su esperanza de vida relativamente corta, el pueblo Jiroft dejó un legado duradero. Sus logros artísticos son un testimonio de su creatividad y habilidad, y su red comercial ayudó a conectar el mundo antiguo. La civilización Jiroft es un recordatorio de que todavía hay muchos misterios sobre el mundo antiguo que aún tenemos que resolver.
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