Descubierto en el año 1993, un espectáculo extraordinario esperaba a los exploradores en las profundidades de Altamura, una región ubicada en la parte sur de Italia. En lo profundo de los confines de la cueva de Lamalunga, una formación notable resultante de un sumidero, yacía un esqueleto humano fosilizado impecablemente conservado, infundido a la perfección en la roca circundante.
Además, los restos estaban adornados con "palomitas de maíz de cueva", que se manifestaban como pequeñas huellas en forma de manchas en los huesos. La apariencia de "palomitas de maíz" podría explicarse fácilmente. Cuando la calcita se disuelve en el agua de lluvia, puede acumularse posteriormente en la superficie del suelo de la cueva o en cualquier otro objeto presente, como un cráneo en este caso.
Según Lee-Gray Boze, un científico físico del Servicio Geológico de los Estados Unidos, las palomitas de maíz de las cuevas normalmente se forman en las secciones húmedas de las cuevas donde el agua puede fluir a lo largo de la superficie. Muchos sistemas de cuevas extensos tienden a ser áridos, con ciertas excepciones, y estas áreas secas generalmente exhiben una ornamentación limitada. Sin embargo, en regiones húmedas, las palomitas de maíz de cueva son una característica común, a menudo indicativo de un ambiente húmedo y la presencia de corrientes de aire.
Boze dijo además que el goteo de agua en varios hábitats también puede contribuir a la formación de palomitas de maíz, siendo las gotas responsables de la creación de patrones circulares alrededor de los sitios donde caen.
Aparte de su apariencia deliciosa, las palomitas de maíz ayudaron a un equipo a desentrañar la causa probable de la muerte del individuo.
"Los restos de fauna encontrados en algunas de las galerías son a menudo elementos óseos aislados acumulados en áreas deprimidas de la cueva, lo que sugiere que fueron transportados y dispersados por el agua", sugirió un equipo de científicos que realizaba una investigación sobre el cuerpo en su estudio publicado en el Diario de la Evolución Humana de mayo de 2015. “Este no era el caso del esqueleto humano, dado que está muy representado y concentrado en un área pequeña. Por lo tanto, podemos suponer que, después de la muerte y descomposición del cuerpo, el esqueleto se derrumbó donde fue encontrado”.
El equipo postula que el hombre probablemente cayó en un sumidero y quedó atrapado. Allí, probablemente murió debido al hambre o la deshidratación antes de ser cubierto de palomitas de maíz y finalmente encontrado por los científicos más de cien mil años después. El hombre de Altamura siguió guardando algunas sorpresas.
Para preservar la integridad del esqueleto, se dejó intacto, ya que cualquier interferencia podría causar daños irreparables. Los científicos se basaron en observaciones in situ y fotografías proporcionadas por otros para estudiar el cuerpo. Cuando se extrajo una muestra del esqueleto, en concreto un fragmento del omóplato, para su análisis, determinaron que no pertenecía a un Homo sapiens, como se había teorizado anteriormente, sino a un neandertal que encontró su destino hace entre 128,000 y 187,000 años.
En 2020, un equipo diferente profundizó en el examen de los dientes del hombre e hizo un descubrimiento interesante. El desgaste de sus dientes indicaba que era un adulto cuando falleció trágicamente, aunque no anciano. Además, sus hallazgos revelaron que uno de sus dientes probablemente se había caído un par de semanas antes de su muerte. Esta deducción se hizo con base en la observación de que los dientes remanentes en la arcada maxilar derecha tuvieron tiempo suficiente para ajustar sus posiciones en el arco dentario.
Los investigadores incluyeron en su informe que el diente debe haberse perdido unas pocas semanas antes de la muerte del hombre, ya que solo hubo una etapa preliminar de reabsorción alveolar, un efecto secundario extremadamente común y generalmente inevitable de extraer un diente de su cavidad en la cresta alveolar.
