El análisis de un palo arrojadizo de madera de doble punta, descubierto en Schöningen, Alemania, hace 30 años, reveló que había sido raspado, curado y lijado antes de ser utilizado para cazar animales. Esta investigación ha demostrado que los primeros humanos tenían un conjunto de habilidades de carpintería más avanzado de lo que se creía anteriormente.
La investigación sugiere que la capacidad de crear armas ligeras permitió la caza de animales de mediano y pequeño tamaño como actividad grupal. La utilización de palos arrojadizos como herramienta para la caza podría haber sido un evento comunitario, incluidos los niños.
La investigación fue realizada por la Dra. Annemieke Milks del Departamento de Arqueología de la Universidad de Reading. Según ella, las revelaciones de las herramientas de madera han alterado nuestra percepción de las acciones humanas primitivas. Es notable que estos primeros individuos poseyeran una gran visión y experiencia con la madera, incluso utilizando muchas de las mismas técnicas de carpintería que todavía se emplean en la actualidad.
El potencial para que toda la comunidad participe en la caza puede haber aumentado con estos palos arrojadizos livianos, que son más manejables que las lanzas más pesadas. Esto podría haber permitido que los niños practicaran el lanzamiento y la caza con ellos.
Dirk Leder, uno de los autores, señaló que los humanos de Schöningen crearon una herramienta ergonómica y aerodinámica a partir de una rama de abeto. Para lograrlo, tenían que cortar y pelar la corteza, darle forma, raspar una capa, secar la madera para evitar que se agrietara o deformara y lijarla para facilitar su manipulación.
En 1994, se descubrió un palo de 77 cm de largo en Schöningen, junto con otras herramientas como lanzas arrojadizas, lanzas punzantes y un palo arrojadizo adicional de tamaño similar.
En un nuevo estudio, se examinó un palo arrojadizo de doble punta de manera extremadamente exhaustiva. Esta herramienta probablemente sirvió a los primeros humanos para la caza de animales de tamaño mediano, como el ciervo rojo y el corzo, así como para animales pequeños y rápidos, como liebres y pájaros, que eran difíciles de capturar.
Los primeros humanos pueden haber sido capaces de lanzar palos arrojadizos con un movimiento de rotación, muy parecido a un boomerang, a una distancia de unos 30 metros. A pesar de que estos objetos eran livianos, aún podrían haber creado impactos mortales debido a la alta velocidad a la que podrían lanzarse.
Las puntas finamente elaboradas y el exterior pulido, junto con los signos de desgaste, apuntan a que esta pieza se usó varias veces, no se produjo apresuradamente y luego se olvidó.
Thomas Terberger, el investigador principal, afirmó que la evaluación integral de los artefactos de madera de Schöningen, financiada por la Fundación Alemana de Investigación, ha arrojado nuevos conocimientos útiles y que pronto se esperan más datos estimulantes sobre las armas de madera primitivas.
El estudio fue publicado en la revista PLoS ONE de julio 19, 2023.