El descubrimiento de doce esqueletos en un “campo” inca en Latacunga, en el corazón del Ecuador, puede arrojar luz sobre los usos y formas de vida en el período intercolonial andino, en el que la investigación académica hasta ahora se ha nutrido casi exclusivamente de fuentes históricas. .
Cuando comenzó el trabajo, encontraron restos humanos antiguos y cuando el equipo arqueológico fue traído para una misión de rescate, desenterraron más esqueletos en la tierra. Pero los restos óseos de personas que vivieron hace aproximadamente 500 años son solo una parte de la historia. Un par de extraños artefactos encontrados en el antiguo cementerio Inca han creado nuevos acertijos para que los arqueólogos locales intenten resolverlos.
Descubrimiento en Mulaló
Los restos, de hace cinco siglos, fueron encontrados en Mulaló, una de las diez parroquias rurales del cantón Latacunga, a una altitud de 2,900 metros, en una operación de salvamento arqueológico que se inició durante la construcción de un tanque de agua para riego.
“Representa un gran aporte porque este período específico es un tiempo poco trabajado arqueológicamente, solo desde el punto de vista de la historia”. dijo Esteban Acosta, el arqueólogo a cargo del operativo. Es un período de unos 100 años que se extiende desde 1450 hasta 1540, y abarca la transición colonial desde el Período inca a la colonia española.
Artefactos desconcertantes
Los investigadores han llegado a esa conclusión basándose en algunas vasijas de cerámica típicas de la cultura Inca, pero en las que también aparecen una cruz cristiana y una letra “W”. Nadie sabe a qué se podría referir la "W": ¿un nombre? ¿un lugar? ¿O es solo una forma decorativa? “Este tipo de decoración no se había visto antes, lo que nos hace pensar que es de la época de la transición colonial española”. Dice Acosta.
Entre otros objetos, se encontró aríbalos, una especie de jarra de cuello largo y base cónica que solía usarse para servir chicha, bebida tradicional. También se han encontrado vasijas de “vaso de precipitados” de esa época, sin asas, que se usaban para beber, como vaso.
“Este tipo de decoración no se ha visto, lo que nos hace pensar que es de la transición colonial española”, Dijo Acosta. Espera que, luego de los análisis de laboratorio, el descubrimiento ayude a obtener información sobre “cómo vivía la gente en ese momento”, ya que las principales fuentes de estas culturas son históricas y no arqueológicas.
En la provincia de Cotopaxi, donde se realizó el descubrimiento en una zona rural a una profundidad de menos de un metro, existen otros sitios arqueológicos, entre ellos un muro inca que ha dado lugar a varias investigaciones. También hay otras civilizaciones porque “antes de los incas, vivían los panzaleos”, Explicó sobre una cultura que se extendía desde Quito, en el norte, hasta Tungurahua, en el sur.
Una corte Inca rectangular
Con poco presupuesto nacional para investigaciones arqueológicas, en este caso ha sido el alcalde de Latacunga, Byron Cárdenas, quien dio prioridad a la historia y contrató a Acosta para iniciar un trabajo de profundidad.
El primer hallazgo (el de un cráneo y una embarcación) se produjo en 2019 durante un estudio preliminar, que llevó a la recomendación de una operación a mayor escala antes de construir el tanque de agua de riego solicitado por la población desde hace más de diez años.
“Descubrimos un patio Inca rectangular de 13 metros de este a oeste y 7 de norte a sur, un conglomerado de tierra y arcilla que son las bases de la estructura”. explicó el investigador.
Los “campos” incas son construcciones muy antiguas (algunos estudios los datan miles de años antes) que sirvieron de base estructural para casas y fortificaciones. Ejemplos de ellos se encuentran en toda la región andina.
Pero a diferencia de las zonas costeras, en la zona alta de los Andes solían construirse con piedra. En este caso, explicó Acosta, los bloques faltan probablemente porque “Fueron llevados para construir casas y quedaron pocas bases”.
En el recinto descubierto en Mulaló se encontraron 12 esqueletos muy deteriorados por efecto de la filtración del agua, pero luego de análisis de laboratorio se utilizarán para determinar si se trata del mismo grupo familiar o no.
"Lo que está en mejores condiciones son los dientes de casi todos", Acosta destacó las posibilidades que se abren para los estudios genéticos y morfológicos.
Algunas de las conclusiones durante esta etapa inicial de estudio es que se trata de esqueletos del mismo período, entre 50 y 100 años, pero solo las pruebas de ADN podrán confirmar la relación familiar entre los individuos encontrados, su género y su edad.
Otro objeto que ha llamado mucho la atención es un anillo en uno de los esqueletos. Acosta dice que no está seguro de qué está hecho, pero es "Ni cobre ni un metal conocido" y está seguro de que no está asociado con la antigua cultura Inca.
Acosta cree que un análisis más profundo de los hallazgos proporcionará nueva evidencia arqueológica sobre cómo era la vida durante la conquista española y la transición al dominio colonial en esta región. Esto es importante porque la mayor parte de la información disponible actualmente sobre el período de transición proviene de recursos históricos.